Nuestra primera ciudad oriental!
Suelo ser muy organizada. Tanto, que incluso antes de llegar a una ciudad, sobretodo si es nueva, investigo de punta a punta todo lo que hay para hacer, todo lo que hay que ver, cómo es el clima, la cultura y demás. Unos días antes de llegar, me metí en un grupito de facebook, de Argentinos en Hong kong.
El grupo estaba medio abandonado, no habia comentarios nuevos y parecía no prestarle mucha atención. Igualmente escribí y me comuniqué con una chica, Valeria, que me recomendó varias cosas y entre todo lo que me contó, me dijo, Hong Kong es de clima húmedo y lluvioso casi todo el año. Así que íbamos preparados para usar el paraguas. La realidad es que no se qué paso, pero no sólo no llovió, sino que por suerte, los cuatro días que estuvimos ahí, nunca se nubló. Había un sol que partía la tierra, y MUCHO calor, y MUCHA humedad.
Hong Kong es hermosa, es multicultural, es futurista y es super contrastante. En muchos lugares podes ver los típicos templos buddhistas o chinos, que chocan con los super rascacielos, llenos de luces.
Nosotros nos alojamos en la isla de Hong Kong. Kowloon suele ser más barato y si tu idea es ir con un presupuesto económico, te recomendamos que te alojes allá. Sin embargo, nosotros buscamos algo más cómodo, con buena vista, lindo… Los que habíamos visto en kowloon, no eran feos, no estaba mal en relación calidad – precio. Pero muchos eran viejos u oscuros. Nosotros preferimos pagar un poquito más y alojarnos de otro lado de la isla. Nuestro hotel fue el «Best western Plus Hotel Hong Kong». Muy bueno y super recomendable. Habitación amplia, con frigobar, tv, baño privado, y con amenities para hacerte un té o un café. Estaba bien ubicado. A muy poquitas cuadras del metro, que fue lo que más usamos para movernos por Hong Kong.
La isla es una ciudad super caminable, pero la verdad es que hacía demasiado calor. Casi 40 grados y no corría una gota de aire.
El primer día, ni bien llegamos, decidimos ir primero al hotel a dejar el equipaje. Veníamos de Bali, también con mucho calor. Luego de ahí, comenzamos la marcha, dispuestos a conocer esa gran ciudad. El Hong Kong park fue la primer parada. Es un parque en medio de la bulliciosa ciudad, al que suelen ir los locales para olvidarse del ruido y del trabajo. Desde ese parque pueden verse los más importantes rascacielos. Lo lindo de la ciudad, es que como suele llover, toda la isla de Hong Kong, esta comunicada por una pasarela en el aire, que une cada uno de los edificios, para que no te mojes, y para evitar el trafico de las avenidas.
Por último, decidimos terminar el día disfrutando del espectáculo de Symphony of Lights. Un show de luces, que hacen los edificios más importantes.
El segundo día, nos levantamos con todas las pilas para ir a Disney Hong Kong. Era la primera vez que yo iba a ir a un Disney. Una nena de 5 años, era más adulta que yo en ese momento. No me lo quise perder. Si en Hong Kong, hay un Disney, hay que ir. Asi Que así fue. Nos levantamos super temprano, para tomar el metro y llegar al parque.
Para ser mi primera vez en un parque de Disney, está bien. Obviamente que yo la pase super, y no hubo nada que no me gustase, pero… y acá va mi recomendación… si ya fuiste a algun otro parque, este quizá no lo disfrutes tanto. Está más bien pensado para niños pequeños y no tanto para jóvenes / adultos. Si sos fanático de estos parques, seguramente vayas a divertirte igual. Yo por mi parte, no me puedo quejar. Hasta tuve la típica foto con Minnie
🙂
El tercer día, ya era hora de recorrer a pleno la ciudad y empaparse un poquito de su cultura. Así que decidimos salir rumbo a la isla Lantau. Es la isla más grande y más tranquila de Hong Kong. La principal atracción, es el Big Buddha. Es un buddha de bronce de 34 mts de alto. Es una extención del monasterio Po Lin y simboliza la unión del hombre con la naturaleza. Para llegar a la estatua, tuvimos que subir nada más ni nada menos que 268 escalones!!!. Para llegar hasta la base, la mejor forma es ir en cable carril, que además, te ofrece una hermosa vista de toda la costa y los edificios de Hong Kong. El buddha es realmente imponente, así que esos escalones valen la pena subirlos hasta el final.
Una vez allí, también recomendamos visitar el monasterio Po Lin. Es el monasterio más importante de Hong Kong. Allí poder ver el templo, las casas de los monjes, un restaurante vegetariano, donde si deseas comer, la comida es muy muy barata, y varias tiendas donde podés comprar incienso para dejar como ofrenda en los quemadores.
El monasterio es realmente hermoso, una vez ahi, te recomendamos que lo recorras y lo camines a fondo. Transmite una paz increíble.
Por último, el cuarto día, lo utilizamos para recorrer la isla de Kowloon, desde sus templos, hasta sus grandes avenidas. Visitamos la avenida de las estrellas, la torre del reloj, y la zona del puerto, a donde llegan todos los barquitos desde la isla de Hong Kong.
Hong Kong tiene mucho para ver. Si vas a quedarte un día más, te recomendamos también subir al Monte Victoria, desde donde podes obtener unas vistas increibles de la isla y visitar el museo de Hong Kong. Es una isla cara, pero cuidando un poco el presupuesto en comidas y alojamiento, no necesariamente vas a gastar mucho.