Por Maria Canaveras:
Llegamos a Kolkata después de 24 horas de viaje desde Goa. Llevamos mas de 2 meses en India y muchísimas sensaciones, recuerdos y experiencias a nuestra espalda.
Recuerdo perfectamente cuando aterrizamos en Delhi a las 02.00 de la mañana después de 11 horas de vuelo. Había mil personas fuera del aeropuerto, coches y mas coches pitando, un calor un tanto agobiante y el cielo estaba completamente gris de la contaminación.
Tenía una sensación en el estomago mezcla de alegría y miedo. Por fin había llegado el día que llevábamos planeando por mas de un año..
Cuando aterrizamos en Kolkata era exactamente la misma imagen pero esta vez ya no sentía miedo. Esta vez me sentía como si llevase toda la vida cogiendo autobuses locales en India con la mochila a cuestas. Ya no me incomoda que todos nos miren y se den toques con el codo para no perderse esa pareja con pendientes raros en la cara, que me paren por la calle y me digan “Madam, selfie” o que me intenten tomar el pelo a la hora de pagar.
Los últimos días antes de volar a Kolkata los pasamos en Vagator, Goa, en un hostel en la jungla. Conocimos a dos chicos de Sudáfrica, como Craig, así que pasamos los días con ellos haciendo barbacoas y hablando de cómo esta la situación en su país. Uno de ellos recuerdo que me dijo “Uf…. Kolkata es muy duro, preparate” y yo pensaba: más que Delhi lo dudo!!! Para mi Delhi fue un impacto muy grande, mi cabeza no asimilaba lo que estaba viendo y viviendo, fueron días muy duros para mi.
El Segundo día en Kolkata decidimos salir temprano del hostel para tener tiempo de ir a varias oficinas antes de la hora del almuerzo. Mientras recorríamos las calles, todas las personas que viven en las aceras se empezaban a despertar. Algunos ya estaban haciendo algo de desayunar para la familia y otros se bañaban con un pequeño cubo. Recuerdo perfectamente el momento que Íbamos por una calle un poco mas transitada y se mezclaba la pobreza de los que viven en las aceras, con la gente que caminaba muy rápido para llegar a la oficina a trabajar.
Yo iba hablando con Craig cuando de repente empecé a escuchar un bebe llorar a pleno pulmón, pero entre la gente andando no veía nada. Al girar la esquina, vi un pequeño bebé de máximo un año vistiendo solo una pequeña camiseta rota y sucia. La gente lo esquivaba como si fuese un papel que alguien había tirado al suelo y no lo querían pisar. Mire alrededor mientras un nudo en la garganta se me hacía mas grande y solo pude ver varias personas en puestos de comida que nos miraban fijamente, como esperando que algo pasase, entonces noté cómo Craig me cogía del brazo suavemente y me decía que siguiese andando.
Yo no podía articular palabra, intentaba decirle que ese bebé estaba solo, llorando desconsoladamente y muy cerca de la carretera, pero no podía, solo seguía escuchando ese llanto que te parte el corazón. Al girar la siguiente esquina Craig paró y recuerdo sus ojos llenos de pena, no solo por el bebé si no también por mi…. -“Mary, esto lo veo cada día en mi país, se que es duro pero a veces utilizan los niños como trampa y nos puede pasar cualquier cosa”.
Ese mismo día cuando estábamos en la oficina de turismo para sacar un billete de tren volvió a pasar. Salí a que me diese aire después de estar una hora sentada en el suelo, en la acera había un padre con dos bebes durmiendo, completamente sucios y casi sin ropa, yo no quería mirar fijamente pero lo hice. Un señor pasó y les dejó un poco de fruta y unas monedas y enseguida otra chica con un bebé en brazos en la misma situación que esta familia corrió a coger la fruta y dársela al bebé que llevaba con ella.
Cuando entré en la oficina de nuevo, me senté sin decir nada, suspiré y cerré los ojos por un instante para que no se me cayesen las lágrimas. Intenté tragar saliva, miré a Craig . Sólo quería decirle que se me estaba haciendo muy duro, pero no lo hice. El me pasó la mano por la espalda diciéndome con ese gesto que me estaba leyendo la mente y sabia lo que le quería decir con los ojos. Recordaba lo mal que lo pasaron mis padres para sacarnos adelante a mi hermana y a mi y no me podía entrar en la cabeza que eso no fuese nada comparado con lo que viven millones de personas alrededor del mundo.
Esto no solo paso en Kolkata, me paso en Delhi, Agra, Jodhpur, Jaipur, Mumbai y un largo etc de todas las ciudades o pueblos que llevamos recorridos en este país.
India me ha sacado las mejores sonrisas y mis peores lágrimas, me ha hecho sentir viva y a la vez triste. India me ha dado lo mejor de ella y ha sacado lo mejor de mi. Puedo decir sin pensarlo dos veces que a mi este país me cambió completamente la vida y que aunque haya sido de las experiencias más duras de mi vida volvería una y mil veces ❤